Diego Carranza Psychiatrist

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En los últimos años, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) del adulto ha ganado una notable popularidad en el ámbito de la salud mental. Este aumento en la visibilidad del TDAH ha llevado a un incremento en los diagnósticos, lo que ha suscitado un debate sobre las implicaciones sociales y psicológicas de este fenómeno. Cada vez más personas buscan este diagnóstico, a menudo como una forma de justificar fracasos o dificultades en diversas áreas de la vida, desde el ámbito académico hasta el profesional, relacional o familiar.

El siguiente diálogo puede ser tomado de cualquier consulta de salud mental de españa.

Paciente: ¡Hola, doctor! Estoy aquí porque quiero que me diagnostique el TDAH. He leído mucho al respecto y estoy segura de que lo tengo.

Doctor: Hola, gracias por venir. Entiendo que te sientas así, pero debo aclararte que no es posible simplemente «comprar» un diagnóstico. La evaluación para el TDAH es un proceso que implica considerar muchos factores y otras posibilidades.

Paciente: ¿Qué quieres decir con «otras posibilidades»? Estoy convencida de que tengo TDAH. He tenido problemas en el trabajo y en mis estudios, y todo apunta a eso.

Doctor: Es completamente válido que te sientas frustrada. Sin embargo, es importante que entendamos que los síntomas que mencionas pueden ser causados por diversas razones, como ansiedad, depresión o incluso problemas de organización. Necesitamos hacer una evaluación completa para llegar a una conclusión adecuada.

Paciente: ¡Esto es ridículo! Vine aquí esperando que me ayudaran y ahora me dices que no puedes hacerme el diagnóstico. ¿Por qué no pueden simplemente aceptar que tengo TDAH?

Doctor: Entiendo que esto puede ser decepcionante, pero mi objetivo es asegurarte que recibas el diagnóstico correcto. No quiero apresurarme a etiquetar algo sin una evaluación adecuada. Es por tu bienestar.

Paciente: No necesito que me digas lo que es mejor para mí. Estoy cansada de que no me tomen en serio. ¡Esto no tiene sentido!

Doctor: Lamento que te sientas así. Mi intención es ayudarte, y para eso necesito entender completamente tu situación. Si decides quedarte, podemos hablar más sobre tus síntomas y cómo te afectan en tu vida diaria.

Paciente: No, no puedo. Esto no es lo que esperaba. (se da la vuelta y se dirige hacia la puerta)

Doctor: Si cambias de opinión, estaré aquí para ayudarte.

Paciente: (sale de la consulta, cerrando la puerta con fuerza)

La Búsqueda de un Diagnóstico

El TDAH, caracterizado por síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad, ha sido tradicionalmente visto como un trastorno que afecta principalmente a niños. Sin embargo, la creciente conciencia sobre el TDAH ha llevado a que adultos también busquen este diagnóstico. Para muchos, recibir un diagnóstico de TDAH puede ofrecer una explicación a sus luchas personales y profesionales, proporcionando un marco para entender sus experiencias de vida.

En un mundo donde el éxito se mide a menudo por logros académicos y profesionales, la presión por encajar en estándares sociales puede ser abrumadora. En este contexto, el TDAH se presenta como una «salida» más aceptable que otros diagnósticos menos favorecidos, como los trastornos de personalidad o las adicciones. Mientras que estos últimos pueden conllevar un estigma más fuerte y una percepción negativa, el TDAH ha sido, en muchos sentidos, «normalizado» y se ha convertido en un diagnóstico más comprensible y, en algunos casos, más «perdonado».

La Normalización del TDAH

La normalización del TDAH en la cultura popular ha contribuido a su creciente aceptación. Libros, programas de televisión y redes sociales han ayudado a desestigmatizar el trastorno, presentándolo como una condición que, aunque desafiante, puede ser manejada con éxito. Sin embargo, esta popularidad también plantea preguntas sobre la validez de algunos diagnósticos. ¿Se está diagnosticando el TDAH de manera adecuada, o se está utilizando como una etiqueta conveniente para explicar el fracaso o la falta de éxito?

El riesgo de esta tendencia es que puede llevar a una sobrediagnosis, donde personas que podrían no cumplir con los criterios clínicos para el TDAH reciben el diagnóstico. Esto no solo diluye la seriedad del trastorno, sino que también puede desviar la atención de aquellos que realmente necesitan apoyo y tratamiento.

Implicaciones Sociales y Psicológicas

La búsqueda de un diagnóstico de TDAH adulto como justificación para fracasos vitales puede tener implicaciones profundas. Por un lado, puede ofrecer alivio y comprensión a quienes luchan con sus dificultades. Por otro lado, puede fomentar una mentalidad de victimización, donde las personas se ven a sí mismas como incapaces de superar sus desafíos sin la etiqueta del TDAH.

Además, esta tendencia puede llevar a una falta de responsabilidad personal. En lugar de abordar problemas subyacentes, como la falta de habilidades de afrontamiento o la gestión del tiempo, algunas personas pueden sentirse tentadas a atribuir sus dificultades exclusivamente a su diagnóstico. Esto puede obstaculizar el crecimiento personal y la búsqueda de soluciones efectivas.

El TDAH en el adulto ha emergido como un diagnóstico popular en la sociedad actual, ofreciendo tanto oportunidades como desafíos. Si bien puede proporcionar una explicación válida para las luchas de muchas personas, también es crucial abordar la forma en que se utiliza este diagnóstico. La búsqueda de un diagnóstico debe ir acompañada de una reflexión profunda sobre las causas subyacentes de las dificultades personales y una voluntad de trabajar hacia el crecimiento y la mejora personal. En última instancia, el objetivo debe ser no solo entender el TDAH, sino también fomentar una cultura de responsabilidad y resiliencia que permita a las personas superar sus desafíos, independientemente de la etiqueta que se les asigne.

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