“El hombre errante lleva su patria en el corazón, pero su corazón queda dividido.” (Odisea, Libro I)

La experiencia migratoria suele presentarse como un viaje de esperanza, adaptación y nuevas oportunidades. Sin embargo, para millones de personas en el mundo, este proceso también implica un nivel de sufrimiento psicológico que puede superar con creces la capacidad adaptativa habitual. Lo que muchos viven no es simplemente nostalgia o tristeza: es estrés migratorio extremo, un cuadro de sobrecarga emocional descrito por el psiquiatra español Joseba Achotegui y conocido como síndrome de Ulises.
Esta división interna —entre lo que se deja y lo que se enfrenta— explica parte del peso emocional que acompaña a quienes migran bajo condiciones adversas.
¿Qué es el síndrome de Ulises?
El síndrome de Ulises describe la respuesta psicológica de las personas migrantes expuestas a altos niveles de estrés crónico y múltiple. Habitualmente se presenta cuando, además del duelo migratorio normal, el individuo enfrenta circunstancias extremas como:
- Ausencia de redes de apoyo.
- Precariedad económica severa.
- Falta de documentación y estatus legal inestable.
- Discriminación y rechazo social.
- Riesgo físico constante o condiciones de vida muy duras.
Este concepto surge en honor a Ulises (u Odiseo), héroe legendario de la mitología griega, rey de Itaca , esposo de Penelope e hijo de Laertes y Anticlea , famoso por su astucia e ingenio, protagonista de la epopeya Homérica La odisea y figura clave en la guerra de Troya , especialmente por el caballo de Troya. Ulises vivió un viaje largo, incierto y lleno de adversidades antes de poder regresar a su hogar.
Aunque no es un trastorno psiquiátrico formal, el síndrome de Ulises es un síndrome adaptativo que ocupa un espacio entre el malestar psicológico y la patología clínica.
Datos globales que ayudan a contextualizar el estrés migratorio extremo
Para entender mejor el contexto del estrés migratorio extremo, es útil fijarse en algunos datos globales:
- Según Naciones Unidas (2020), hay 281 millones de migrantes internacionales en el mundo (aproximadamente el 3,6% de la población global).
- Para 2019, ACNUR estimó 79,5 millones de personas desplazadas por la fuerza, muchas de ellas huyendo de guerras, pobreza extrema, violencia o persecución.
- En numerosos casos, la migración no es una elección libre, sino una respuesta de supervivencia ante crisis económicas, políticas o climáticas.
Este escenario ayuda a entender por qué el estrés migratorio extremo se ha vuelto más frecuente: migrar ya no siempre implica un proceso planificado y progresivo, sino una lucha constante por sobrevivir y adaptarse.
El duelo migratorio: una adaptación necesaria
Todo migrante, incluso el que migra voluntariamente, atraviesa un duelo migratorio, que incluye pérdidas múltiples. A diferencia del duelo tradicional, el duelo migratorio:
- Es parcial: no todo se pierde completamente.
- Es recurrente: puede reactivarse con recuerdos, viajes o noticias del país de origen.
- Es múltiple: abarca diferentes áreas de la vida al mismo tiempo.
Achotegui identifica siete áreas de pérdida que marcan este proceso:
- Familia y vínculos afectivos: separación de seres queridos, hijos, pareja o padres.
- Estatus social: pérdida de reconocimiento profesional o de posición económica.
- Tierra y paisaje habitual: añoranza por el clima, la naturaleza o la ciudad de origen.
- Lengua: dificultad para comunicarse y gestionar trámites en otro idioma.
- Códigos culturales: cambios en normas sociales, humor, formas de relacionarse o celebrar.
- Grupo de pertenencia: ruptura con el círculo de amistades y comunidad.
- Seguridad y referencias simbólicas: sensación de inestabilidad vital y pérdida de certezas.
Normalmente, estos duelos se elaboran con el tiempo. Sin embargo, cuando se combinan con condiciones extremas y sostenidas, pueden desbordar la capacidad emocional y dar lugar al estrés migratorio extremo propio del síndrome de Ulises.
Duelo migratorio vs. síndrome de Ulises
No es lo mismo atravesar un duelo migratorio dentro de un contexto relativamente estable que vivir un auténtico estrés migratorio extremo. Para clarificarlo, podemos comparar ambos:
Tabla 1. Diferencias entre duelo migratorio y síndrome de Ulises
| Aspecto | Duelo migratorio | Síndrome de Ulises |
|---|---|---|
| Naturaleza | Proceso adaptativo normal | Respuesta a estrés migratorio extremo |
| Intensidad | Moderada, fluctuante | Alta, persistente y desbordante |
| Duración | Disminuye con la adaptación | Se mantiene mientras existan factores de riesgo |
| Emociones predominantes | Nostalgia, tristeza, incertidumbre | Ansiedad intensa, desesperanza, soledad extrema |
| Funcionalidad | Generalmente preservada | Puede verse comprometida en la vida diaria |
| Causas | Cambio de país y pérdidas asociadas | Migración con múltiples adversidades simultáneas |
Factores que desencadenan el estrés migratorio extremo
No todas las personas migrantes desarrollan síndrome de Ulises. Sin embargo, existen factores de riesgo que, al combinarse, aumentan la probabilidad de vivir un estrés migratorio extremo y sostenido.
Tabla 2. Factores de riesgo comunes
| Categoría | Factores específicos |
|---|---|
| Legales | Falta de documentos, riesgo de deportación, trámites bloqueados. |
| Económicos | Inestabilidad laboral, pobreza, explotación, empleo informal precario. |
| Sociales | Soledad, ausencia de red de apoyo, discriminación o racismo. |
| Ambientales | Vivienda precaria, hacinamiento, inseguridad física en el barrio. |
| Psicológicos | Duelo no resuelto, traumas previos, incertidumbre constante. |
| Culturales | Choque cultural intenso, pérdida de referentes simbólicos y valores. |
Muchos de estos factores son estructurales y no dependen de la voluntad del individuo. Por lo tanto, la solución no pasa solo por “poner de su parte”, sino por mejorar las condiciones de acogida y reducir las barreras que alimentan el estrés migratorio extremo.
Síntomas del síndrome de Ulises
Aunque el síndrome de Ulises no se considera un trastorno mental formal, sí produce una sintomatología intensa que puede confundirse con depresión, ansiedad o estrés postraumático. No obstante, se trata de una respuesta a una situación de sobrecarga emocional y vital.Es la manifestación psicopatología de la sensación subjetiva de «No ser de aquí, ni ser de allá».
Tabla 3. Síntomas más frecuentes
| Tipo de síntoma | Manifestaciones |
|---|---|
| Emocionales | Tristeza profunda, miedo constante, irritabilidad, desesperanza, sensación de soledad extrema. |
| Cognitivos | Dificultad para concentrarse, pensamiento en bucle, dudas constantes, sensación de bloqueo mental. |
| Fisiológicos | Insomnio, cefaleas, tensión muscular, molestias gastrointestinales inespecíficas. |
| Conductuales | Aislamiento, llanto frecuente, hiperactividad ansiosa, incapacidad para descansar. |
| Relacionales | Distanciamiento, dificultad para confiar, sobreesfuerzo por “encajar” o agradar. |
Estos síntomas pueden confundirse con otros cuadros clínicos. Sin embargo, cuando las condiciones externas mejoran de forma clara —por ejemplo, al conseguir trabajo estable, vivienda digna y red de apoyo—, muchas manifestaciones del estrés migratorio extremo tienden a disminuir de manera significativa.
Señales de alarma: cuándo buscar ayuda profesional
Aunque el síndrome de Ulises no es una enfermedad mental en sí misma, puede evolucionar hacia trastornos más graves si no se interviene a tiempo. Por eso, conviene estar atento a determinadas señales de alarma.
Tabla 4. Señales de alarma clínicas
| Señal | Motivo de preocupación |
|---|---|
| Persistencia del malestar > 3 meses tras lograr cierta estabilidad | Posible evolución hacia depresión o trastorno adaptativo. |
| Problemas graves de sueño | Alto riesgo de descompensación emocional y agotamiento. |
| Ataques de ira o impulsividad marcada | Signo de saturación mental y desgaste psicológico. |
| Aislamiento extremo | Indicador de vulnerabilidad y riesgo de cronificación del malestar. |
| Uso de alcohol o drogas para “sobrevivir” | Mecanismo de afrontamiento disfuncional que puede agravar la situación. |
| Pensamientos persistentes de inutilidad o desesperanza | Necesidad urgente de intervención profesional especializada. |
Cómo reducir el estrés migratorio extremo
1. Crear una red de apoyo real
La conexión humana es uno de los factores protectores más potentes frente al estrés migratorio extremo. Por ello, resulta clave:
- Buscar otros migrantes con experiencias similares.
- Acercarse a comunidades locales, asociaciones y servicios sociales.
- Fortalecer los vínculos con familia y amigos, aunque sea a distancia.
2. Mantener un equilibrio entre raíces y adaptación
Según Achotegui, quedarse únicamente anclado a la comunidad de origen puede dificultar la integración, mientras que romper totalmente con ella incrementa la soledad. Por eso, se recomienda:
- Mantener costumbres significativas (comida, música, idioma, celebraciones).
- Participar progresivamente en actividades de la sociedad de acogida.
- Buscar un equilibrio entre pertenecer a ambos mundos sin renunciar a la propia identidad.
3. Actividad física y regulación del estrés
El ejercicio regular, la respiración consciente, la meditación o el yoga ayudan a bajar la reactividad del sistema nervioso. Además, facilitan un mejor manejo del estrés migratorio extremo y promueven una sensación de mayor control corporal.
4. Evitar decisiones drásticas
En contextos de fuerte carga emocional, los “cortes radicales” suelen empeorar el malestar. Cambiar de país, ciudad, trabajo o pareja de forma impulsiva, sin planificación, tiende a aumentar la vulnerabilidad psicológica y a intensificar el estrés.
5. Buscar ayuda psicológica a tiempo
Si, tras lograr cierta estabilidad (vivienda, trabajo, red mínima de apoyo), el sufrimiento sigue siendo intenso pasados unos tres meses, es un buen momento para pedir ayuda especializada. Un profesional de la salud mental con experiencia en migración y trauma puede ayudar a elaborar los duelos y disminuir el estrés migratorio extremo.
Cómo puede ayudar el entorno
Las comunidades de acogida también juegan un papel esencial en el proceso. Muchas veces, quien no ha vivido una migración forzada no comprende el peso real del duelo migratorio ni la intensidad del síndrome de Ulises. Sin embargo, hay formas concretas de ayudar.
- Permitir que la persona migrante se exprese libremente, sin juzgar.
- No minimizar su sufrimiento ni ridiculizar su nostalgia o sus miedos.
- Evitar frases simplistas como “ya se te pasará” o “no es para tanto”.
- Reconocer su esfuerzo, resiliencia y capacidad de lucha.
- Mostrar curiosidad respetuosa por su cultura, su idioma y su historia.
- Validar la complejidad de su duelo y acompañar sin imponer soluciones rápidas.
El migrante no es una víctima pasiva, sino alguien que ha tomado una decisión difícil en condiciones que muchas veces son extremas. Acercarse con respeto, sin compadecer ni victimizar, es una forma de reducir el estrés migratorio extremo y favorecer la integración.
Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿El síndrome de Ulises es una enfermedad mental?
No. El síndrome de Ulises no se clasifica como una enfermedad mental en los manuales diagnósticos. Más bien, describe una respuesta de adaptación extrema ante condiciones de estrés migratorio muy severas. Por eso, cuando las circunstancias mejoran, los síntomas suelen remitir de manera notable.
2. ¿Puede el estrés migratorio extremo derivar en depresión o ansiedad?
Sí. Si el estrés migratorio extremo se mantiene durante mucho tiempo, o si la persona tiene una vulnerabilidad previa, puede evolucionar hacia un trastorno depresivo, un trastorno de ansiedad o un trastorno adaptativo. En esos casos, la intervención profesional es especialmente importante.
3. ¿Afecta igual a todos los migrantes?
No. La experiencia migratoria es muy heterogénea. El impacto emocional dependerá del estatus legal, el nivel de apoyo social, el idioma, la cultura, la historia personal y la manera en que se gestionan los duelos. Por ello, no todas las personas migrantes viven un estrés migratorio extremo.
4. ¿Qué profesionales pueden ayudar?
Pueden ayudar psicólogos clínicos, psiquiatras, terapeutas especializados en trauma y migración, así como trabajadores sociales y mediadores culturales. En muchos casos, el abordaje más eficaz combina apoyo psicológico, acompañamiento social y, si es necesario, tratamiento farmacológico.
5. ¿Los niños pueden desarrollar estrés migratorio extremo?
Sí. Los niños y adolescentes también pueden experimentar estrés migratorio extremo. Sin embargo, la forma de expresarlo suele ser diferente: problemas de conducta, dificultades escolares, regresiones (como volver a hacerse pis en la cama), miedos intensos o quejas somáticas frecuentes son señales a vigilar.
Conclusión
El estrés migratorio extremo no es una señal de debilidad individual, sino una reacción humana ante circunstancias extraordinarias. Comprender el síndrome de Ulises permite diseñar intervenciones más justas, ofrecer apoyo psicológico pertinente y, sobre todo, evitar etiquetar como “enfermedad” lo que, en muchos casos, es una respuesta a una realidad durísima.
Emigrar transforma, une y divide. Y, como escribió Homero, “Hasta el héroe más fuerte se doblega lejos de su hogar.”
Reconocer esa división —y acompañarla con respeto— es el primer paso para sanar.
Recursos externos sobre estrés migratorio extremo y síndrome de Ulises
Si quieres profundizar más en el estrés migratorio extremo y el síndrome de Ulises, estos recursos pueden ser útiles:
- Síndrome de Ulises : descripción general del cuadro, su origen y relación con el duelo migratorio.
- Temas de Psicoanálisis – La crisis como factor agravante del síndrome de Ulises : artículo de corte clínico que profundiza en el duelo migratorio extremo y los factores de riesgo.
- BBC Mundo (vía El Mostrador) – Qué es el síndrome de Ulises y cómo afecta a los migrantes : reportaje divulgativo que explica el concepto con ejemplos y testimonios.
- Artículo académico de Joseba Achotegui (RACO) – Duelo migratorio y síndrome de Ulises : texto más técnico donde se desarrolla el modelo de estrés migratorio extremo y sus implicaciones clínicas.
- Infocop – Duelo migratorio y adaptación psicológica : revista del Consejo General de la Psicología de España con contenido sobre duelo migratorio y procesos de adaptación.
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