Diego Carranza Psychiatrist

Ilustración pixelada de un pensador, inspirada en la reflexión sobre inteligencia artificial y creatividad.

Publicado por Diego Carranza Tresoldi el

Descubre cómo estudios recientes cuestionan el impacto de la IA generativa en la creatividad y el pensamiento crítico.

Introducción

Cualquiera que haya tenido que responder una redacción de examen en menos de 20 minutos sabe lo exigente que puede ser para el cerebro. Contar con la ayuda de la inteligencia artificial (IA) parece, a primera vista, un alivio. Pero un reciente estudio del MIT sugiere que ese apoyo puede tener un precio oculto.inteligencia artificial y creatividad estarían intimamente relacionadas/p>

En un experimento con estudiantes que escribieron ensayos con y sin ayuda de ChatGPT, los investigadores midieron su actividad cerebral mediante electroencefalogramas (EEG). El resultado: quienes usaron la IA mostraron una actividad significativamente más baja en las áreas relacionadas con la creatividad y la atención. Además, les costaba más recordar citas del propio texto que acababan de redactar.

Estos hallazgos se suman a un creciente cuerpo de investigaciones que alertan sobre los efectos de la IA en el aprendizaje y la creatividad. El dilema está planteado: los beneficios inmediatos de la IA generativa podrían esconder un coste a largo plazo en nuestra capacidad de pensar por nosotros mismos.

Estudios que apuntan en la misma dirección

Un trabajo de Microsoft Research encuestó a 319 profesionales del conocimiento que usaban IA semanalmente. Relataron más de 900 tareas (desde resumir documentos hasta crear campañas de marketing). Según sus propios cálculos, solo 555 de esas tareas requerían pensamiento crítico: revisar con detalle una respuesta de la IA o corregir un prompt mal formulado. El resto eran acciones casi automáticas. La mayoría reconoció que completar tareas con IA exigía mucho menos esfuerzo mental.

Otro estudio, dirigido por Michael Gerlich (SBS Swiss Business School), preguntó a 666 británicos sobre su uso y confianza en la IA. Luego se les aplicó un test de pensamiento crítico. Los usuarios más intensivos de IA obtuvieron peores resultados. Tras publicarse, cientos de profesores contactaron a Gerlich confirmando que veían lo mismo en sus aulas: estudiantes que delegaban en exceso en la IA.

¿La IA nos está volviendo intelectualmente perezosos ?

Los tres estudios comparten limitaciones (muestras pequeñas, variables de contexto, etc.), pero encienden una alarma. No se sabe aún si la IA debilita la mente, o si simplemente quienes piensan de manera más crítica dependen menos de ella.

Lo cierto es que desde hace siglos delegamos funciones cognitivas: los mapas dieron paso a los GPS, las calculadoras a los cálculos manuales. Pero lo que preocupa es que, en palabras del psicólogo Evan Risko (Universidad de Waterloo), la IA permite “externalizar procesos mucho más complejos”: escribir, razonar o resolver problemas. Y cuando el cerebro se acostumbra a esa descarga cognitiva, cuesta volver atrás.

Gerlich advierte de un posible círculo vicioso: cuanto más usamos la IA, menos pensamos críticamente; cuanto menos pensamos, más dependemos de la IA. Un participante de su estudio lo resumió con crudeza: “Dependo tanto de la IA que ya no sé si podría resolver ciertos problemas sin ella.”

⚠️ Riesgos para la creatividad y la competitividad

La profesora Barbara Larson (Northeastern University) advierte que una pérdida prolongada de pensamiento crítico podría afectar la competitividad de empresas y trabajadores.

De hecho, un estudio de la Universidad de Toronto con 460 personas pidió proponer usos creativos para objetos cotidianos. Quienes habían visto ideas sugeridas por IA ofrecieron respuestas menos originales y variadas que los que trabajaron sin ayuda. Un ejemplo: el chatbot propuso rellenar unos pantalones con paja para hacer un espantapájaros (es decir, seguir usándolos como pantalones). En cambio, un participante humano propuso poner frutos secos en los bolsillos y convertirlos en un comedero para pájaros.

💡 Estrategias para no atrofiar la mente

La buena noticia: hay formas de usar la IA sin perder capacidad mental.

  • Usarla como asistente ingenuo: Larson recomienda tratarla como un ayudante entusiasta pero no infalible.
  • Descomponer tareas: Gerlich sugiere no pedir la solución final, sino avanzar paso a paso con la IA (ej. preguntar primero por climas más secos antes de pedir sugerencias de vacaciones).
  • Provocar pensamiento: Microsoft y equipos académicos experimentan con IA que interrumpen al usuario con preguntas que invitan a reflexionar más a fondo.

No obstante, también hay riesgo de que esas “provocaciones” resulten molestas y perjudiquen a los menos expertos, como mostró un estudio en Abilene Christian University.

Otra opción es el llamado cognitive forcing: obligar a que los usuarios formulen primero su propia respuesta o esperen unos minutos antes de recibir la de la IA. Puede mejorar resultados, aunque la mayoría rechaza este tipo de frenos.

¿Hacia dónde vamos?

La IA generativa es todavía joven, y en muchos casos el cerebro humano sigue siendo la mejor herramienta. Pero la pregunta de fondo sigue en pie: ¿los beneficios de productividad compensarán un posible empobrecimiento de nuestra creatividad y pensamiento crítico?

Si la evidencia confirma que la IA nos hace menos inteligentes… ¿nos importará?

📚 Referencias



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